Ningún racismo, si en la mira están occidentales
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Es fácil acusar a Occidente de racismo, ¿pero es realmente así? Algunas noticias inducen al menos a dudar y a evitar, demasiado fácilmente, estereotipos y lugares comunes unilaterales. Y el silencio de los “sospechosos habituales”, sobretodo de la Izquierda, demuestra como para ellos los “derechos civiles” son un poco menos “derechos” cuando quienes los lastiman no son occidentales de raza blanca sino negros e islámicos. En ese sentido, en los últimos días, por ejemplo, se manifestó la Profesora Maboula Suomahoro, docente adjunta en el Departamento de Lengua y Literatura inglesa de la Universidad François-Rabelais de Tours, la misma donde ella defendió la tesis de doctorado hace once años. Así, hizo estas declaraciones a lo largo de una transmisión de Lauren Bastide en France Inter, una de las mayores emisoras radiales más allá de los Alpes: «El hombre blanco no puede tener razón contra un negro y un árabe. Es necesario que Francia se de cuenta de ello».
La Prof. Soumahoro, originaria de una familia de Costa de Marfil, tuvo la posibilidad de estudiar en Francia y, gracias a una beca de estudio, también en los Estados Unidos, en la Columbia University de Nueva Yok. Ella sabe lo que dice, conoce bien la Historia. Pero ello no le impide proponer una visión como mínimo ideológica, facciosa, discriminatoria, que niega la existencia de un «racismo anti-blanco», y declararse «afrofeminista».
Ya en el 2010 gozaba de una amplia visibilidad mediática, por haber acusado, pública y genéricamente de racismo a los “blancos”. En el 2012 fue una de las co-fundadoras de la asociación Black History Month, que también presidió, encargada de organizar una serie de eventos denominados «Jornadas Africanas», para promover oficialmente «el conocimiento y el apasionamiento por los ´mundos negros´», en realidad aprovechadas como altoparlantes sociales para exigir que se valorice la «historia de los Negros en Francia» y para «colocar a la República Francesa frente a la realidad de su historia».
Del 2013 al 2016 formó parte en Francia del Comité nacional para la memoria y la historia de la esclavitud. En colaboración con el Partido de los Pueblos indígenas de la República promovió, en el 2014, un curso de formación sobre el tema «La invención de la raza blanca». En el 2016 negó que el «Campamento de colonias de verano» organizado había sido «vedado a los Blancos», mostrando como algunas mujeres blancas habían participado en el mismo, pero –como especificó el cotidiano Le Figaro – «siempre y cuando llevaran el velo».
¿Alguien ha tenido noticia de protestas o anatemas? Sin embargo, cabe preguntarse que credibilidad académica y que autoridad científica pueden garantizar posturas como las expresadas por la Profesora Souhamoro y sus emuladores y sobretodo que contribución pueden ofrecer para un debate social que de todo tiene necesidad, menos de las ideologías facciosas y de recriminaciones infundadas, impregnadas de un odio resentido. Pero vamos a Alemania, las cosas no van mejor. En este caso, el blanco se mueve del tema de la raza al de género, en cuyo punto de mira están de hecho las mujeres.
El Centro islámico de Mónaco abrió una página web para «ayudar a los musulmanes a practicar la propia religión y a contribuir a una mejor comprensión del Islam», como lo dice la sección «Acerca de nosotros». También se especifica que, al tratarse de «una de las instituciones musulmanas más importantes en Alemania», dicho Centro tiene «un eco mucho mayor que el de la exclusiva zona de Mónaco».
Con mayor razón, entonces, es grave todo cuanto ocurrió en los últimos días: según el cotidiano Bild, el Centro islámico de Mónaco recomendó vía web a los hombres que, en caso de conflicto conyugal, maltraten también a las propias esposas “indisciplinadas”. Análoga alarma difundió también la radio bávara, Bayerischer Rundfunk, que informó como la violencia doméstica se teoriza en el portal del Centro también en la sección «Mujeres y familia en el Islam».
La noticia ha causado desconcierto entre los consejeros comunales de la capital de Baviera: fuertes condenas surgieron de los Verdes, que levantaron su voz contra la «misantropía del grupo», mientras que según el exponente del PSD, Cumali Naz, difundir «la violencia como medio legítimo para resolver» los problemas conyugales «fundamentalmente está contra los valores de nuestra sociedad», en la cual tales «llamamientos no tienen lugar».
Sin embargo el Corán, de acuerdo con el portal online del Centro islámico, en el caso de dificultad en el matrimonio, sugiere tres cosas a los hombres: primero reprochar, después dividir las camas, por último golpear, aunque recomiende el «carácter simbólico» de los duros golpes, sin especificar que quiso decir exactamente. Un funcionario de una estructura de acogida para mujeres maltratadas, pidiendo conservar el anonimato, declaró a los micrófonos de Bayerischer Rundfunk, que las consecuencias de dicha mentalidad podrán pronto revelarse «catastróficas» también para las generaciones venideras.
En realidad, al menos son 25 los puntos dejados en evidencia por el Centro Islámico, que dan lugar a prácticas discriminatorias contra las mujeres, especificando también en cada uno los correspondientes versículos del Corán: se va desde la disparidad en el derecho de sucesión (las mujeres reciben como máximo la mitad de la herencia), a la validez de sus testimonios (también en este caso, los de las mujeres valen la mitad que los de los hombres), hasta los casos más comunes como la prohibición para las pacientes de confiarse al cuidado de médicos hombres.
Una sola pregunta: ¿por qué no se oyen protestas como las que sistemáticamente se levantan contra los cánticos racistas en los estadios? ¿Por qué nadie se escandaliza? Las Izquierdas, con la palabra siempre lista para luchar contra la discriminación verdadera o presunta, ¿dónde están? ¿Por qué en estos –y en otros casos análogos – se han callado?